Bienvenid@s a mi pequeño mundo,
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...con las palabras...

miércoles, 10 de octubre de 2012

El corazón tiene razones que la razón no entiende…

Una amiga me ha propuesto que hable sobre corazón y cabeza (trascribo tal cual me lo pidió). Yo prefiero llamar a la cabeza; razón, será por razones literarias o tan sólo porque así puede echar mano de la tan conocida frase: “El corazón tiene razones que la razón no entiende…”


¿Hasta qué punto estamos de acuerdo con esta frase?
Permitidme, que vaya desgranando y analizando dicha frase (los que ya me conocéis y habéis leído alguna que otra entrada de este blog, sabréis que eso me encanta, también aviso que mis interpretaciones, son sólo eso, MÍAS, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia…)

Entonces, vamos a ello, vuelvo a mencionarla, para que nadie se me despiste; “El corazón tiene razones que la razón no entiende”
¿Qué es el corazón dentro del cuerpo humano?
Podría decir que “sencillamente” es un músculo que tiene por función bombear sangre. Dejadme poner ese entrecomillado en sencillamente porque lo digo con toda la humildad del universo, ya que sin dicho músculo ni yo estaría filosofando sobre él ni vosotros leyéndome.

Por otra parte, parece que la razón es algo más inmaterial, intangible, abstracto. Podría parecer que es algo difícil de definir. Pues bien, a mi no me lo parece. La considero como el todo que forman nuestras ideas, sentimientos y vivencias.

¿Os fijáis que por norma general la primera visión de esta frase seria personificar al corazón? Dotarlo de sentimientos, cuando es un músculo que forma parte del cuerpo humano, es tangible, palpable, aunque no a simple vista, pero en definitiva material y sin capacidad de razonamiento. Por otra parte al darle una personalidad al corazón se despersonifica totalmente a la razón; una parte importantísima de nosotros. Sin nuestra capacidad de razonamiento actual, seriamos otra persona.
Sin nuestras ideas actuales, sin nuestros sentimientos ni vivencias, seríamos mejores o peores, pero sin lugar a dudas seriamos alguien completamente distinto a quienes somos ahora.
 
 
Las decisiones que hemos tomado a lo largo de nuestra vida, tanto si las hemos tomado a la brava como si las meditamos a conciencia, probablemente, siempre hubieran sido las mismas, ya que los factores que nos pudieron influenciar en un momento dado eran los mismos. 
¿Cuantas veces recordais haber tenido ese impulso, ese primer estímulo y resultó ser el más acertado? 
 
Así que en definitiva, y mal que me pese no poder desvivirme en elogios respecto al corazón y terminar con alguna bonita frase digna de un buen literato, cada vez que tomamos una decisión, emprendemos un nuevo camino o simplemente decidimos qué queremos hacer mañana, usamos la razón. Una razón que es una mezcla de esos sentimientos, de esas etapas vividas y de todas nuestras ideas y convicciones.
 
 

A cada cabeza... su seso!!!

 
 

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