Bienvenid@s a mi pequeño mundo,
un rinconcito donde por unos momentos
intentaré transportaros a otro lugar,
un sitio donde la magia es posible,
y donde los sueños... están al alcance de la mano...
sabéis como se consigue eso...?
...con las palabras...

martes, 30 de octubre de 2012

Un cachito de firmamento

¿Alguien se ha fijado esta madrugada en luna?

Había una luna llena impresionante, blanca, redonda y con unas pocas nubes a su alrededor que parecía que jugaban con su perfil para hacerlo más poético. Cada vez que la mirabas la veías distinta, pero igual de hermosa, bella y serena…
 
 
 
 
¿De pequeños cuantos de nosotros no habíamos mirado hacia ella y estábamos más que convencidos que tenía ojos, nariz y boca? Yo por más que la miraba, aunque me dijeran que era imposible, lo veía perfectamente, no entendía como los demás estaban tan ciegos ante algo tan claro y evidente. Aquellas manchitas oscuras puestas en el lugar correcto no hacían otra cosa que corroborar mi teoría y nadie podía hacerme cambiar de opinión.

¿Será por eso que me siento tan identificada con la palabra lunática…? quien no es un poco lunático en su vida, en su día a día, en su hogar, con sus amigos… suerte de esas pequeñas locuras que a veces dejamos que se nos escapen y hacen que los demás y hasta nosotros mismos disfrutemos de ellas… ¿Pero por otro lado, que culpa tendrá la luna de nuestras locuras? Puede que ella nos haga soñar, sea la guardiana de nuestro reposo, o hasta esa sabia consejera, que de madrugada siempre está ahí… Pero de ahí a relacionar la palabra lunático (el adjetivo) con la luna…

Esto me ha hecho recordar un pequeño texto que escribí hace unos años… y qué mejor día que hoy para releerlo y compartirlo con vosotros, con esa inmensa luna vigilándonos desde el firmamento…

 
UN CACHITO DE FIRMAMENTO

Quédate aquí, no te muevas, voy en busca de un regalo para ti. Voy a intentar adueñarme de un trocito de firmamento, voy a subir alto, muy alto, junto a las estrellas y les preguntaré con quién tengo que hablar y donde he de firmar para tener ese pedacito de universo. Será un cachito nada más, no quiero que sea muy grande ni muy inmenso, piensa que quizás haya otras personas que en sus horas bajas también lo puedan necesitar.

Así cuando caiga la noche podrás elevarte y soñar. Desatarás todos los lazos que te unen con tu realidad, y después de todo este tiempo podrás descansar y disfrutar, pero sobre todo harás que tus más bellos sueños se conviertan en realidad. Por eso estoy aquí, bajo la mirada recelosa de la luna y junto a la curiosidad de sus pequeñas estrellas, preguntándoles con quien tengo que hablar o a quien le he de pedir para conseguir algunos metros de su bello tapiz.
 
“Prometo cuidar de tus pequeñas luciérnagas”, le digo a la luna, “las mimaré y observaré cada noche, y hasta les pediré algún que otro deseo. Y tú serás mi consejera cuando alguna pena me trastorne o alguna tristeza invada mi corazón. Te dejaré opinar sobre mi vida y hasta ayudarme a decidir. Pero ante todo, serás la primera en saber de mis alegrías. Prometo no tener secretos para ti. Pero permíteme comprar un pedacito de tu negro cielo, tengo alguien allá abajo, en la Tierra, que necesita hallar un pequeño fondo en el que soñar, para reír o hasta, a veces, para llorar, pero ante todo, para saber que aún existen cosas bellas por las que luchar.

Porque a pesar que la noche es oscura, tú la vienes a iluminar, y aunque, al llegar el día partes hacía un misterioso lugar que seguramente sólo tú conocerás, al anochecer, siempre regresas para que podamos imaginar esos cuentos y esas historias que sólo en la oscuridad de tu noche se pueden convertir en realidad. Entonces, ¿qué me contestar? ¿Me harías ese gran favor? ¿Me alquilarías un cachito de este maravilloso mundo en el que te ha tocado vivir? ¿Harías eso por mi? Piensa en esa otra personita que desde ahí abajo reza para que digas que sí, para saber que por las noches tendrá un sitio mágico adonde ir, para saber que cada noche podrá estar junto a ti, bailar junto a las estrellas y reír, y disfrutar de todo lo que quizás en ese día no le tocó vivir.

Ahora te dejo, quiero volver junto a ella, y tú no debes tener toda la noche para mi. Piénsalo, medítalo, valora todo lo que te acabo de decir, yo regresaré cada noche hasta poder decirle a mi pequeña princesita que sí, que su amiga la luna la invita a subir, a jugar con las estrellas y a disfrutar cada noche y hacerla feliz.
 
 
 
 

Disfrutad de la luna llena amigos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario